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PRESENTACIÓN EN ALZIRA DE «LA CENDRA ESPARGIDA»

Para cualquier artista lo más delicado es presentar en su pueblo, aun así el coloquio y la lectura de los poemas de Víctor Filgueira Maseres acompañado con la música al violonchelo de María Pons, superó todas las expectativas. Especialmente, la lectura de los poemas “El iaio” y “La filla” en la voz de Raquel Garés estuvieron la cumbre de la emoción y la belleza.

El 17 de diciembre, en el espacio del Museo Municipal de Alzira, tuvo lugar la presentación del libro ganador de la V edición del Premio Internacional de poesía Francisco Brines, modalidad en valenciano y publicado por la editorial Pre-Texos. La conversación se llevó a cabo entre el poeta ganador, Víctor Filgueira Maseres, y el escritor y crítico literario Joan Antoni Fluixà, moderada por Rosa Mascarell Dauder, escritora y patrona de la Fundación Brines. Entre los temas a los cuales nos llevó la lectura de La cendra espargida (La ceniza esparcida) ha sido las memorias de la infancia, que ya no son nostalgia sino un fondo del cual aprendemos a mirar el pasado y el presente con unos ojos sabios. El poeta no es un visionario sino alguien que sabe mirar y, en el caso de Víctor Filgueira, como el de todo gran literato, es también saber transmitir su mirada de forma que se universalizan las emociones y las vivencias.

Se ha hablado mucho de filosofía, desde María Zambrano, para quien la Filosofía y la Poesía eran dos caras de lo mismo, puesto que pensar es descifrar el que se siente, pero también de Giambattista Vico quien defendió que la primera expresión humana fue el canto y la oración: la poesía. La buena poesía es la única que puede hacer frente a la estética invertida, mezcla de escozor, estupidez y maldad. Recordando el papel de la poesía en otras culturas, Josep Antoni Fluixà nos advirtió del papel fundamental de la literatura para hacer comunidad cuando nombramos al escritor Ngũgĩ wa Thiong’o, quien defendió la cultura como parte integral de nuestro crecimiento y la protección que se debe a las lenguas minorizadas.

Fluixà también nos contó algunas anécdotas simpáticas tanto de Brines como de otras escritoras y escritores valencianos, de quienes tiene un conocimiento digno de que algún día se decidiera a hacer una compilación, nos haría conocer mejor la riqueza de nuestra lengua en la literatura, poesía, novela y ensayo. Lo invitamos a trabajar en ese libro que serio un hito para todas las personas que estimamos nuestra lengua. Francisco Brines decidió que había que honrar las dos lenguas, la que él escribía y la suya materna ligada en su pueblo, de ahí dos premios de poesía cada año.

La conclusión rayó en la lectura de poemas del libro ganador acompañada del violonchelo de María Pons. Una velada difícil de olvidar para los que disfrutaremos de ella.

Lectura poema «El IAIO»

El recorde pels matins, sota l’olivera,
esmorzant pa i raïm,
envoltat dels gats famolencs i del meu gos,
que tenia un cabell negre i llis
com una nit d’alta mar.

Recorde la tendresa als seus ulls d’home bo,
d’aquell que s’ha embegut amb paciència
una vida amb regust a oli de ricí,
i les mans clavillades per la fusta de l’aixada
i les espardenyes enfangades de la séquia.
Mai no m’ho va dir ni jo ho vaig veure,
però m’en recorde fugint del camp de concentració,
amb el brussó descosit i descals,
d’amagatall en amagatall,
sempre buscant l’ombra, caminant tot sol a la nit,
defugint l’anònim covard,
aquell enemic implacable de la fam,
la ferotge persecució dels morts.

Mai no m’ho va dir ni jo ho vaig veure,
però me’n recorde del llastimós plor d’un home bo
en meitat de la nit,
mentre somiava i cridava sa mare.